A U T O R

Querido lector, querida lectora.

Te quiero contar algo sobre mí.

Nací y crecí en esa Bogotá convulsa en la que muchos no tienen más elección que perpetuar allí sus vidas. No tarde demasiado en atreverme a recorrer sus pasadizos, algunos de ellos por completo azarosos, y solo sobre sus calles sucias pude darme cuenta que el cotidiano nos otorga el honor de deslumbrarnos con el relato de sus historias. Y perplejo por tal brillo polvoriento, acudí a mis primeras agendas para llenarlas de recuerdos en forma de garabatos mal escritos, para liberar ese animal que obtenía saciedad tras páginas y páginas en climax, para que el ejercicio continúo no me hiciera olvidar lo que iba sintiendo; lo que iba pensando; lo que pretendía ser, para escapar galopando, al fin de cuentas, de lo que se suponía era la responsabilidad de mis días.

 

De los textos que había logrado escribir, unos nunca aparecieron porque quedaron abandonados en habitaciones ajenas, en orinales, en huidas, en peleas, en lagunas mentales o en cualquier otro lugar por el que anduve. Fue de ahí que, apoyado también por las lecturas que hacía de los viejos indecentes, recopilé los relatos que aún seguían conmigo y que no pretendía continuar perdiendo y los publiqué de forma autogestionada en un libro al que titulé Algunos escritos recomendados para nunca ser leídos en el año 2016, de donde se puede seguir la estela que dejó mi andar sobre mi querida y ya tan lejana Bogotá.

 

Poco después, por esas cosas que son incomprensibles, caprichosas y hasta mágicas, la vida me tragó a radicarme al otro lado del mundo, me retó a adaptarme y adaptar mi ejercicio literario a una nueva forma de ver el devenir del tiempo. De allí es de donde en parte se inspira mi nuevo trabajo Relatos Transatlánticos, del que pronto daré noticias.

 

Después de estar varios años disperso, fugándome primero de esas aulas iluminadas con luz fría de sala de autopsia, evadiéndome luego entre el tintineo confuso de una lengua ajena, intentaba construir un relato de mayor volumen que, ante una insistencia poco disciplinada, finalmente logré publicar bajo el titulo de Atrofia en el pandémico 2020. 

 

Además de ello, en estos años he estado activo en el desarrollo de otras expresiones artísticas, tales como la música, los medios audiovisuales, la fotografía y el arte plástico. Aunque experto en nada, mi interés es darle rienda a esta faceta artística que creo tener y que por algún tiempo inhibí, y por supuesto y con mucho gusto en este portal compartir.

 

Te invito a leer mis escritos, a descubrir la interpretación que le he dado al arte. Hacerlo es conocer un trozo de lo que estoy compuesto, es descifrar lo que por mi mente pasa en ráfaga, y quizá te interese, porque también es una conversación sobre lo que te puede pasar, sobre lo que incluso ahora mismo nos está ocurriendo a ambos.

 

Saludo fraterno,

 

Juan Manuell Beltrán Ardila.